Limpie el hígado y…¡ Baje de peso!

¿No comemos de más pero no sabemos por qué engordamos? Un hígado intoxicado y con infiltraciones de grasa puede generar un círculo vicioso que nos hace ganar kilos.

Sepa cómo desintoxicarse

La obesidad ejerce una peligrosa espiral: el exceso de tejido adiposo en el cuerpo favorece muchas enfermedades hepáticas como el hígado graso, cardiovasculares y diabetes; a su vez, la presencia de lípidos y toxinas en el hígado nos hace más problemático el hecho de perder peso.

El hígado es el órgano principal que quema grasa. Se necesita que tanto él como la vesícula biliar trabajen en equipo para procesar y depurar las grasas. Si ambos están llenos de toxinas nunca podrán ejecutar adecuadamente su trabajo. Así que vale la pena aplicar a nuestra cotidianidad los siguientes consejos para mantener sanos tanto el hígado como la vesícula y así, perder peso de modo más saludable.

Hay que suspender la entrada de los azúcares y harinas refinadas- que se convierten en grasas en el hígado si se consumen en exceso- y mejorar la resistencia a la insulina, así como regenerar el tejido hepático y favorecer su desintoxicación. Así podrá deshacerse de los kilos de más.

Por qué el azúcar enferma el hígado 

El Dr. Robert Lustig, médico especialista en desórdenes hormonales y obesidad en los niños y miembro de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, Estados Unidos, probó que si la fructosa llega al hígado en cantidad y velocidad suficientes, este órgano la convierte casi en su totalidad en grasa lo que induce la resistencia a la insulina. Y cuando las células se vuelven resistentes a esta hormona, el páncreas –que es el órgano encargado de producirla- intenta regular los niveles de azúcar produciendo más y más de esta hormona con lo que consigue que el organismo acumule cada vez más grasa. Como si ello fuera poco, bloquea también la acción de otra hormona, llamada leptina, que se traduce en una permanente sensación de hambre.

Ocurre lo mismo con las dietas ricas en otros hidratos de carbono, como el azúcar común o las harinas.

Por esta razón si usted tiene kilos de más y come mucho azúcar y harinas, cada vez le va a ser más difícil bajar de peso porque se produce un desorden hormonal.

Hierbas que regeneran y limpian 

 A menudo cuando tenemos problemas de hígado pensamos que lo mejor es tomar boldo o carqueja, sustancias como el café o el té para acelerar el trabajo de este órgano pero hay que tener en cuenta que si el hígado está sobrecargado todas estas infusiones son tóxicas en grado leve y pueden causar síntomas desagradables. En cambio, son mucho más convenientes la alcachofa, la marcela y el cardo mariano.

La alcachofa o alcaucil es un aliado de oro. Su poder principal reside en la capacidad que proporcionan los ácidos para reducir el nivel de colesterol en la sangre, sumado a su acción directa sobre el hígado, ya que posee una acción colerética que aumenta la secreción biliar, siendo útil en caso de congestión, digestiones pesadas o hígados perezosos,  mala digestión de las grasas e ictericia. Actúa contra el estreñimiento y estimula la regeneración de las células del hígado cuando éstas están expuestas a diferentes toxinas.

Aparte es muy recomendable para los diabéticos ya que disminuye el nivel de azúcar en sangre, tomando un vasito de infusión al día de dicha planta.

La infusión de alcachofa puede hacerse con un alcaucil fresco, puesto a hervir 10 minutos con reposo de 3, y se toman solo un par de tazas diarias.  También se pueden conseguir las hojas en herborísterías y extractos estandarizados para tomar en gotas, a menudo con el agregado de otras hierbas depurativas y colagogas.

Otra especie muy recomendada en caso de hígado graso es la marcela. Los extractos y decocciones de marcela son ricos en quercetina y este es un pigmento natural hidrosoluble que se encuentra en alimentos vegetales, el flavonoide más abundante y el más habitual en la dieta humana, destacado por su elevada actividad antioxidante.

Otra de las claves de la marcela es el acido clorogénico. Este ácido es uno de los principios activos del café verde y el alcaucil.

Se han atribuido al ácido clorogénico numerosas propiedades farmacológicas, algunas de las cuales han sido evidenciadas en estudios clínicos. Tiene propiedades colagogas, estimulantes de la secreción de ácidos biliares, lo que facilita la digestión de las grasas y el tránsito intestinal ; y posee también propiedades antioxidantes y anti-inflamatorias, actuaría en este último caso como un AINES, antiinflamatorio no esteroide. Se ha demostrado su capacidad de modular los niveles de glucosa en la sangre, que son muchas veces los culpables de las comidas excesivas y los antojos por los dulces, tan dañinos para la salud hepática.

La marcela se puede adquirir seca;  las flores son la parte de la planta donde se concentran los principios activos conocidos. Se pueden tomar hasta 4 tazas diarias, hechas en infusión de una cucharada de flores secas por taza. No es necesario dejar hervir sino que es mejor agregar la hierba y apagar el fuego, tapando el recipiente para que se concentre ligeramente. La infusión tiene un color amarillo intenso y es de sabor agradable, algo anisado y picante.

Otra hierba muy indicada en el caso del hígado graso es el cardo mariano, que debe consumirse en forma de extracto o comprimidos de silimarina que pueden adquirirse en farmacias: No se aconsejan las tinturas por su contenido alcohólico.

Esta hierba tiene la propiedad de regenerar los hepatocitos, que son las células del hígado. Es de especial indicación cuando este órgano está afectado por el consumo crónico de medicamentos.

Limón, protector por excelencia 

Si quiere obtener mejores resultados, agregue a su dieta la terapia de limón que se basa en beber un vaso de agua con el jugo de medio limón en ayunas, y otro antes del almuerzo; para así  proporcionar una gran cantidad de antioxidantes y vitaminas a nuestro cuerpo. El limón también actúa como un buen antiinflamatorio natural: Gracias a esto, podemos seguir mejorando gradualmente los efectos causados ​​por alimentos intoxicantes.

El limón es una forma muy adecuada para promover la regeneración de las células del hígado, la reducción de la inflamación y la destrucción de los ácidos grasos.

Los antioxidantes y vitamina C del limón también nos ayudan a reducir el nivel de colesterol, mejorando así nuestra digestión.

El hígado produce más enzimas con el agua con limón que con cualquier otro alimento, por lo que esta bebida estimula al hígado para liberar toxinas. Esto ejerce una función de depuración y limpieza. También es muy útil la vitamina C, esencial para fortalecer nuestras defensas y lucha contra los virus y bacterias que afectan el hígado. Y por último, el consumo regular de zumo de limón mejora la función de la vesícula biliar.  Con esto, vamos a promover la digestión gracias a una correcta segregación de bilis.

La ventaja de ser alcalino 

El limón, aunque de sabor ácido, es un agente alcalinizante por excelencia. El ácido cítrico del limón, que está en una proporción de 5 a 7% en el jugo fresco, una vez ingresado en nuestro organismo se convierte en citratos de sodio, calcio, magnesio y hierro, sales y por eso mismo alcalinas, que causan la alcalinización rápida del medio humoral, neutralizando estados patológicos ácidos. ¿Por qué esto es importante? Nuestras células deben vivir en un ph ligeramente alcalino para conservarse sanas, incluso para protegernos del cáncer. Asimismo, estas sales ligeramente alcalinas son consideradas excelentes substancias para combatir el aumento de la viscosidad de la sangre, además de ser importantes agentes desintoxicantes y coadyuvantes en la prevención de accidentes cardiovasculares.

Desde un punto de vista bioquímico, no debemos olvidar que el ácido cítrico es además sintetizado por nuestro organismo como un importante intermediario en el llamado ciclo del ácido cítrico – también conocido como el ciclo de Krebs. Este ciclo, consiste en una serie de reacciones químicas -catalizadas por enzimas- que forman parte fundamental de la respiración celular de todas las células aeróbicas. El ciclo del ácido cítrico es parte de una ruta metabólica que realiza la conversión química de carbohidratos, grasas y proteínas en energía vital, dióxido de carbono y agua.

El efecto alcalinizante se multiplica y potencia cuando el limón es consumido en combinación con alimentos sanos, como verduras y frutas, germinados y legumbres. El mantenimiento de este cuadro benéfico depende de su consumo diario. Inversamente, la inclusión del limón junto a hábitos alimenticios no saludables o vacíos de nutrientes, no proporcionará los beneficios esperados.

Una dieta tipo 

Primero tenga en cuenta que debe evitar los siguientes alimentos:

  • Carnes rojas y embutidos.
  • Lácteos: los sustituiremos por bebidas vegetales de avena, arroz, almendra, etc.
  • Harinas y todo tipo de bollería: podemos consumir un poco de pan integral.
  • Alimentos fritos.
  • Azúcares: los sustituiremos por stevia o un poco de miel de abeja.
  • Sal de mesa: en muy poca cantidad

Los desayunos: serán a base de avena con bebida vegetal o bien batidos de frutas, acompañados de frutos y frutas secas.

Las comidas: consistirán en un plato de verdura o ensalada, un poco de arroz integral y algo de proteína, que puede ser legumbre, carne magra o pescado.

Para cenar: elegiremos también un plato de verdura, ensalada o sopa de verduras y de segundo plato comeremos un huevo y una pera o una manzana.

Entre comidas: podemos picar unos frutos secos o fruta fresca, también podemos tomar infusiones depurativas.

Aproveche las virtudes de…

Los granos enteros: Consumir, por ejemplo, pan de grano entero, de trigo, de cebada, de avena, arroz integral…etc, es un gran acierto. Su secreto está en su riqueza en vitaminas del complejo B, que mejoran la metabolización de las grasas en general y la función hepática que nos permite fortalecer y y descongestionar el hígado. Te ayudarán a perder peso y además, cuidarán de tu salud.

Una manzana verde al día: Contienen pectina y componentes químicos que nos ayudan a que el cuerpo elimine las toxinas del tracto digestivo. Todo ello facilita el trabajo del hígado y, en consecuencia, nos permite perder peso.

Jugo de remolacha y zanahoria: Este jugo natural, además de sabroso, es realmente saludable. Nos permite perder peso, nos ayuda a depurar y, además, es muy rico en flavonoides y beta-caroteno. Ambos ayudan a estimular y mejorar la función hepática. Un remedio natural que muchas personas ponen en práctica al menos 3 veces a la semana.

Las verduras de hoja verde: Espinacas, berros, coles de Bruselas, rúcula, escarola… son ideales para limpiar el hígado. Además, su contenido en clorofila nos permite absorber las toxinas del torrente sanguíneo e ir limpiando de modo muy efectivo el organismo, ayudando en sus funciones a nuestro hígado.

 

Otro aliado, el vinagre de manzana

La principal virtud del vinagre de manzana es que nos ayuda a eliminar toxinas gracias a su contenido en azufre y además actúa directamente sobre el hígado, ayudándonos a metabolizar mejor las grasas. También aumenta nuestro metabolismo y elimina los excesos de grasa de nuestro cuerpo, lo cual nos ayuda a adelgazar.

En tercer lugar, es un gran diurético, por lo que nos permite eliminar el exceso de líquidos de nuestro organismo que hacen que nos sintamos hinchados.

Para los casos en que también se sufre estreñimiento, que también a la larga es causa de sobrepeso, el vinagre de manzana lo combate mejorando nuestra flora intestinal.

Se puede tomar una cucharada sopera de vinagre de manzana media hora antes de cada comida, acompañada de uno o dos vasos de agua tibia. Si sufrimos acidez podemos añadirle una pizca de bicarbonato de sodio, ya que éste actuará como alcalinizante para equilibrar el pH de la mezcla. Es fundamental que el vinagre de manzana sea ecológico y de la máxima calidad, y para ser realmente efectivo tendría que ser crudo, es decir, no pasteurizado.

 

 

Asesoramiento: Dr. Hugo Golberg, MN. 35.674, médico especializado en fitomedicina, profesor de Fitofarmacia en la Universidad Maimónides y asesor científico del Proyecto de Plantas Medicinales de la Biofábrica Misiones,  achegol@hotmail.com